He defendido el ideal de una sociedad democrática y libre, en la que todas las personas vivan juntas en armonia e igualdad de oportunidades. Es un ideal que espero vivir lo suficiente para ver realizado. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir.

NELSON MANDELA

ANECDOTARIO

El Secretario de un juzgado de violencia contra la mujer, en la intimidad, nos comentó que hoy por hoy es muy dificil "librarse" de las denuncias aun pudiendo ser falsas, debido a la gran presión de la prensa sobre los jueces.

jueves, 15 de mayo de 2008

Amo a mi padre

Quiero hablar de una persona extraordinaria. Forma parte de una generación de hombres que crecieron educados para alimentar, educar, velar y sustentar a su familia. Y lo hizo. Con su sudor, empeño, ímpetu y amor propio, tiró de una familia con dos hijos y esposa. Nos procuró una buena casa llena de comodidades, y caprichos a medida que podía proporcionárnoslos. Nos llevó de viaje tantas veces como pudo, acompañado de mi madre, ama de casa, y trabajadora fuera de la misma. Fueron y son dos padres ejemplares. Siempre dispuestos para sus hijos, para escucharnos, ayudarnos y darnos todo el apoyo moral, y cuando ha sido necesario económico.

Jamás podría elegir entre ellos. No puedo imaginar mi vida sin ellos. No podría prescindir de ninguno de los dos. Ambos se complementan y me complementan. Por ello, siento satisfacción, felicidad, y a la par indignación.

Mi padre, como hombre, es a la vista de la actual sociedad un potencial maltratador. Desde hace 4 años carece de derechos. Mi padre, que ha discutido con mi madre en múltiples ocasiones a lo largo de su vida, por divergencias derivadas de la convivencia, sería hoy tachado de maltratador si a mi madre se le pasara por la cabeza denunciar dichos hechos.

Me siento triste al ver que mi padre, quien veló por procurarme una educación desde la igualdad junto a mi hermano, sea ahora despojado de sus derechos fundamentales. Él que ha luchado por la igualdad de oportunidades entre sus hijos, forma parte ahora de un colectivo de segunda categoría social, presunto maltratador, y carece de derechos de igualdad, a la dignidad, e incluso de la presunción de inocencia.

Y me pregunto: ¿Tan poco aman a sus padres quienes promulgan leyes que los discriminan y los condenan antes de ser juzgados por el mero hecho de ser hombre?

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