He defendido el ideal de una sociedad democrática y libre, en la que todas las personas vivan juntas en armonia e igualdad de oportunidades. Es un ideal que espero vivir lo suficiente para ver realizado. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir.

NELSON MANDELA

ANECDOTARIO

El Secretario de un juzgado de violencia contra la mujer, en la intimidad, nos comentó que hoy por hoy es muy dificil "librarse" de las denuncias aun pudiendo ser falsas, debido a la gran presión de la prensa sobre los jueces.

jueves, 1 de octubre de 2009

Las denuncias falsas y su repercusión

Las denuncias falsas y su repercusión


El pasado día 27 de septiembre, se celebró en Madrid una manifestación en contra de las denuncias falsas de maltrato en el ámbito familiar.

Dicha manifestación estaba formada por personas afectadas por las denuncias falsas. Una denuncia falsa es aquella que uno formula con el único ánimo de perjudicar al denunciado, dejándose llevar por la ira, el odio, la mediocridad y la falta de respeto a la libertad y a la veracidad.

A pesar que desde el Ejecutivo y algunos de sus Ministerios se defiende que éste concepto no existe, la falsedad de la denuncia, es tal antigua como las acusaciones falsas en cualquier ámbito. Lo que sucede es que, en los casos de violencia intrafamiliar, cuando la supuesta víctima es una mujer y el supuesto agresor es el hombre, en esos casos, la presunción de inocencia queda absolutamente negada desde los juzgados, pasando por fiscales, jueces etc.

Y es que el hombre denunciado es culpable. Por el hecho de ser hombre. No es necesario presentar prueba alguna. Basta con una declaración en falso de una mujer para que todo el peso de la ley caiga, sin además posibilidad de recurso más allá de las Audiencias Provinciales, sobre el inocente que es juzgado y a quien de por vida arruinan en muchas ocasiones la vida.

Y es que si siempre se dijo que no hay nada peor que dar poder a un necio, ahora podríamos decir que no hay nada peor que vulnerar los derechos fundamentales como la presunción de inocencia y la igualdad que reza la Constitución en su artículo 14, pero que nadie respeta.

El Ministerio de Igualdad es realmente el Ministerio Rosa. Vela solamente por los intereses de las mujeres. Aunque para ello haya que vulnerar los derechos de los hombres. Ciudadanos de segunda desde que éste apartheid de género comenzó con la ley de violencia de genero de 1-2004

Lo más lamentable es que a la bajeza moral de denunciar falsamente, se le suma que no solamente se llevan literalmente por delante a un inocente sino que con su deleznable praxis dañan a las mujeres realmente maltratadas. Ya que la Administración no dispone de recursos infinitos de auxilio, y mientras se dedican a “ayudar” a las harpías, dejan de ayudar a aquellas realmente maltratadas. Las que en un 98% de los casos, ni tan solo se atreven a denunciar. Basta darse una vuelta por el Juzgado de Violencia contar la mujer y observar. La realmente maltratada es una mujer cuyos ojos hablan por si mismos, raramente viste más que un chándal y zapatillas. Son mujeres anuladas por su maltratador y con una auto estima tan baja que, vestirse o arreglarse ya no forma parte de su modus vivendi. La maltratadora profesional, es decir la que va de maltratada y lo que hace es maltratar encubierta por las leyes, va de diva. Se pasea por el juzgado con altanería, maquillada hasta el infinito y con modelitos de Barbie quinceañera.


Imaginemos un caso hipotético. Un padre divorciado conocedor de que su hijo de 8 años está sufriendo malos tratos acude al domicilio de la ex para intentar dialogar con ésta esperando que ésta cese de presionar al menor. A la llegada de éste, ella acude desafiante, sale corriendo, y se tira al suelo mientras teatralmente y partida de la risa, grita socorro. Tras la llegada del Cuerpo Nacional de Policía, que observan que el padre lleva mordeduras y arañazos y ella admite haberlos causado, y observan que ella tiene un leve arañazo en el dedo meñique, (provocado probablemente por su actuación teatral) les informan que si quieren denunciar, ambos se van detenidos. En aquel momento a ella se le pasa las “ganas de denunciar” y espera al día siguiente.
Ambos enjuiciados, y ambos condenados por sendos delitos de lesiones. Bien pues, éste caso es real. Y sucedió en nuestra ciudad.

A la difamación, impotencia, acoso, doble juicio, etc que padece el falsamente denunciado se le suma a menudo el hecho de que el niño sigue padeciendo el acoso de la madre que ya condenada sigue sin sentirse satisfecha pues la sentencia ha sido salomónica. De éste modo, el objeto de la intención de diálogo con ésta para que cesara en su empeño de manipular, acosar, amenazar y hacer mentir al menor no solo no cesa, sino que incrementa.

Quien le devuelve el honor al falsamente denunciado? Hace unos 10 días en una cadena de TV nacional llamó una mujer ya mayor de edad, 18 años, que narraba impotente como su madre la alienó de su padre al ser ella pequeña. Como la obligó a mentir en juicio oral diciendo que el padre abusaba sexualmente de ésta, y como el padre se vió condenado por las mentiras de la ex y de sus propios hijos que aterrados, no osaban llevar la contraria a la madre.

A pesar de éstos hechos lamentablemente frecuentes, ni el Ministerio Rosa, ni el de Justicia están por la labor de promulgar la verdadera igualdad, ni de perseguir a aquellos y aquellas que hacen uso de la administración de Justicia para simplemente dar cauce a su enfado, frustración y lamentable mente retorcida.

Las próximas generaciones conocerán como Genocidio lo que en éste país está sucediendo. Y lamentarán que sus antepasados fueran tan necios. Como nos lamentamos ahora del nazismo, o del mismo Apartheid.